Snacking saludable: comer entre horas sin culpa
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El snacking saludable es cada vez más popular, una tendencia al alza que ofrece muchas posibilidades en el mercado. La investigación y una buena aplicación de los procesos tecnológicos son clave para desarrollar nuevos productos con éxito.
RAQUEL RODRÍGUEZ e IZASKUN PÉREZ, investigadoras de Nuevos Alimentos
En una sociedad en la que la gestión del tiempo se ha convertido en una prioridad y en donde la preocupación por la alimentación está generando una ciudadanía más informada y consciente, las soluciones alimentarias que combinan portabilidad, fácil ingesta y que son saludables se están haciendo con importante hueco en el mercado.
De hecho, esta clase de productos llevan años siendo una importante tendencia en el sector de la alimentación, incluso algunos estudios indican que 6 de cada 10 personas prefieren comer entre horas a tener comidas más copiosas y estructuradas. Todo parece indicar que la costumbre de «picar» de manera saludable ha venido para quedarse.
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¿Qué ofrece el snacking saludable?
Comer entre horas puede satisfacer distintas necesidades según el momento y la persona. Puede ser desde una forma de lidiar con la presión, a una manera de controlar el apetito (ayudando a reducir la ingesta en las comidas principales), la excusa para un pequeño parón en la jornada o la solución para horarios o momentos puntuales en los que parar para una comida reposada no es una opción.
Cuando los snacks son saludables, podemos hacer de ellos un complemento ideal para una dieta equilibrada y, además, eliminar el factor de culpabilidad. Cuando se trata de comida (o de snacks en este caso) el placer sin culpabilidad es posible. Solo hay que investigar y buscar las soluciones más apropiadas.
Ingredientes saludables para snacks saludables
Tradicionalmente los snacks se han considerado alimentos poco recomendables por, entre otras cosas, ser productos altamente procesados o por tener altos contenidos en sodio, grasas o azúcares.
Con el aumento de la conciencia sobre la alimentación, desde hace años se ha ido diversificando la oferta de snacks en los que se han incorporado ingredientes saludables como frutas, cereales, algunas verduras, algas o incluso harinas de insectos. Y también se está optando por enriquecer los productos con antioxidantes, proteínas o vitaminas, multiplicando sus beneficios.
Junto con esto, gran parte de la investigación se centra en reducir los ingredientes que son más perjudiciales por opciones más saludables pero que mantengan un importante grado de aceptabilidad entre las personas consumidoras.
Nuevos formatos
El formato es otra parte fundamental cuando hablamos del snacking saludable (y de cualquier producto, en realidad). Innovar en la presentación hace los productos más atractivos, pero también ayuda a facilitar su consumo entre diferentes segmentos poblacionales: infantil, sénior, deportistas…
Por ejemplo, los pouches (una especie de bolsas de plástico que suelen contener texturas tipo puré) han sido muy utilizados para los más pequeños, pero su comodidad ha hecho que también sean ideales para otros públicos como personas enfermas para las que cocinar supone un verdadero esfuerzo o deportistas.
Hoy contamos con propuestas casi inimaginables hace 5 o 10 años: «mini-comidas» completas en formatos on-the-go y con sabores exóticos, mug cakes (pastelitos individuales que se preparan en el microondas rápidamente para desayunos exprés), snacks de frutas o vegetales (encurtidos, polos congelados de remolacha, chirivía o zanahoria, etc.), «mini-postres» para disfrutar de un snack sin culpabilidad, etc.
Texturas diferentes y atractivas
El uso de procesos tecnológicos adecuados permitirá obtener diferentes texturas (crujiente, quebradiza, esponjosa) y también salvaguardar la calidad nutricional de los productos sustituyendo, por ejemplo, la fritura por el horneado.
Cubrir las expectativas de placer, salud y conveniencia, centrándose en conseguir un producto con unos altísimos atributos de calidad organoléptica y con toda la riqueza nutricional es posible. Con buenas ideas, una tecnología adecuada, investigación de calidad y, cómo no, contando y contrastando con las personas consumidoras, las posibilidades a la hora de crear nuevos productos de snacking son amplísimas.