Jaime Zufía, Coordinador del área de Procesos Eficientes y Sostenibles de AZTI

Se estima que, solo en Euskadi, el despilfarro supera las 350.000 toneladas, lo que supone 160 kilos por persona y año. La mayor parte (53%) se produce en los hogares, de ahí la importancia de concienciar a las personas consumidoras sobre este problema. A partir de ahí, surgen una serie de interrogantes (y sus correspondientes respuestas) que nos dan las pistas para buscar soluciones conjuntas que nos permitan trabajar por combatir el desperdicio alimentario.

¿Somos conscientes de las consecuencias sobre la sostenibilidad del desperdicio alimentario?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la producción, transformación, transporte y consumo de alimentos requiere del uso de recursos naturales: agua, energía, materiales, etc. Y genera también una serie de residuos y emisiones. Todo ello supone, entre otros impactos, entre el 25 y el 30% del total de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) que han propiciado la crisis climática actual.

Es por ello por lo que cualquier esfuerzo realizado para producir y llevar hasta consumidor un alimento, cuando no es consumido, se realiza en balde.

En ese sentido, la pérdida y el despilfarro de alimentos ha causado entre un 8 y un 10% de las emisiones de los gases responsables del calentamiento global de alimentos durante el periodo 2010-2016, según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

A nivel colectivo, tanto las instituciones como la sociedad somos muy conscientes de este problema. No obstante, a nivel individual, diría que no tanto. Es necesario seguir trabajando la sensibilización y la concienciación de la ciudadanía.

¿Qué se puede hacer para avanzar en la concienciación y en la búsqueda de soluciones?

La sociedad, las instituciones, el sector hostelero, las empresas involucradas en el proceso de elaboración… Son muchos los actores que entran en juego. Es necesario trabajar de forma coordinada entre todos los agentes involucrados para, primero identificar y cuantificar específicamente dónde y porque se generan las pérdidas y desperdicio alimentario, como base para buscar soluciones a todos los niveles: industria, hogares, etc.

En ese sentido, el Gobierno Vasco ha promovido la creación de una Plataforma de Euskadi contra el DESPILFARRO ALIMENTARIO, que está siendo coordinada por ELIKA (Agencia Vasca de Seguridad Alimentaria) cuyo objetivo es impulsar y apoyar un conjunto de actuaciones concretas encaminadas a prevenir y reducir la cantidad de alimentos que se despilfarra a lo largo de la cadena de producción, suministro y consumo de alimentos en Euskadi.

AZTI participamos muy activamente en dos de las mesas operativas, que son: Fuentes de información y datos, así como apoyo e impulso de la investigación y la implantación de Soluciones.

En relación a la búsqueda de soluciones, por un lado, debemos trabajar por una cadena alimentaria mucho más eficiente que genere una mínima cantidad de pérdidas de fracciones alimentarias, y, por otro lado, se debe trabajar a nivel de las personas consumidoras, concienciando les del problema y sencillas medidas que puedan implantar en sus hogares.

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¿Por dónde empezamos a combatir el problema del desperdicio alimentario?

Debemos volver a una mentalidad del “nada se puede desperdiciar”, ya no sólo por economía sino por una cultura de respeto al planeta y los habitantes que vivimos en él. A nivel consumidor es fácil de entender este concepto. No obstante, a nivel industrial es necesario abordar el aprovechamiento integral del cien por cien de los recursos alimentarios, mediante soluciones y tecnologías avanzadas en las cuales trabajamos en el centro tecnológico AZTI.

En ese sentido, por ejemplo, estamos trabajando en el desarrollo de procesos bajo el concepto de “BIOREFINERÍA”, en los cuales extraemos de las fracciones alimentarias no aprovechadas, componentes y sustancias de alto valor comercial, pero también buscamos a su vez el aprovechamiento de las fracciones que quedan de dichos procesos de obtención. El objetivo es que el cien por cien de la materia orgánica sea utilizada en distintas aplicaciones industriales y/o comerciales.

En AZTI trabajamos intensamente por obtener productos para reutilizar el 100% de los subproductos alimentarios en distintas aplicaciones tanto para el ser humano (ingredientes, sustancias de alto valor, nutracéuticos, nuevos alimentos) como para los animales (ganadería, acuicultura, animales de compañía). Cuando este aprovechamiento de las fracciones sobrantes en estas aplicaciones no es posible, por motivos higiénicos o de otra índole, se pueden plantear otras líneas de aprovechamiento como son biomateriales o bioenergías.

¿Hacia dónde debe avanzar el futuro de la alimentación sostenible?

En primer lugar, uno de los ejes de trabajo más importantes es el desarrollo de tecnologías y procesos de transformación alimentaria más ecoeficientes, que por un lado requieran menos recursos (agua, energía, materiales) y por otro lado reduzcan al mínimo las perdidas alimentarias. Con este objetivo, juega un papel fundamental el ecodiseño de nuevos alimentos y dietas, es decir, predecir qué impactos ambientales va a tener un alimento cuando se está diseñando, para modificar ese diseño y reducir dichos impactos antes de comenzar a construir las instalaciones necesarias para su elaboración.

Asimismo, otro eje de actuación muy importante es el desarrollo de nuevos procesos, biotecnologías y modelos de negocio para la recuperación de subproductos como nuevos ingredientes sostenibles den alimentación humana y animal. En ese sentido, en azti estamos trabajando en la búsqueda de nuevas fuentes sostenibles de proteínas y compuestos saludables a partir de subproductos alimentarios.

Además, y la aplicación e integración de tecnologías 4.0 y la digitalización de la cadena alimentaria está siendo esencial para, por un lado, aumentar la efectividad y reducir rechazos y reprocesos en los procesos de la cadena alimentaria, así como para predecir la demanda de las personas consumidoras y poder así fabricar y comercializar solo lo que se va a consumir. Asimismo, la digitalización ayudará a predecir y actuar preventivamente ante problemas o anomalías que puedan desembocar en tener que desperdiciar por ejemplo un lote de producto alimentario.

Por último, es necesario innovar en el desarrollo de nuevos modelos y herramientas de comunicación de la sostenibilidad entre eslabones de la cadena y al consumidor, de forma que se pueda promover la compra responsable a través de la información veraz y robusta, pero al mismo tiempo fácilmente entendible.

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