JAIME ZUFÍA. Coordinador de Procesos Eficientes y Sostenibles. AZTI

En estos momentos donde además es necesario salir el mínimo de veces a la compra, nuestras recomendaciones para minimizar el desperdicio alimentario en casa son las siguientes:

1- Controlar las existencias

  • Revisar armarios, despensa y frigorífico y apuntar diariamente aquellos alimentos que se vayan agotando.
  • Utilizar el Sistema FIFO (First in, first out): “Lo primero que ha entrado es lo primero que tiene que ser utilizado“ 
  • Verifica las fechas de caducidad y de consumo preferente.

2- Planificación del menú semanal

Planificar un menú semanal variado, moderado y equilibrado, con productos de temporada a poder ser, que tenga en cuenta:

  • El número y tipo de miembros del hogar,
  • La capacidad actual de almacenamiento (por ejemplo: espacio en el frigorífico,)
  • Las necesidades familiares y las existencias disponibles.

3- Elaboración de una lista de la compra

Elaborar una lista que contemple:

  • Cantidades específicas de cada alimento
  • Productos de temporada que pueden estar disponibles en la tienda,
  • Que los alimentos frescos son los más delicados para su conservación (comprar lo imprescindible)
  • Disponer de alimentos con vida útil larga, como los productos congelados o las conservas para posibles imprevistos, pero tampoco demasiados.
  • Las cantidades que se va a necesitar de cada alimento

4- Compra responsable

Algunas recomendaciones para el momento de la compra:

  • Comprar primero los productos no perecederos, después los frescos y refrigerados, y por último, los congelados (asegurar que no se rompe la cadena de frío)
  • Evitar que los alimentos sufran daños en el carro o las bolsas, colocando los mas frágiles arriba. Además, es necesario mantener los productos de limpieza y otros productos tóxicos separados de los alimentos.
  • Fijarse en el etiquetado y en las fechas de caducidad y consumo preferente.
  • No comprar alimentos que no estén en la lista. Evitar la compra impulsiva. Para ello, es recomendable hacer la compra después de alguna de las comidas del día para evitar hacer la compra “con hambre”.

5- Conservar los alimentos adecuadamente

Ya en el hogar con los alimentos recién comprados:

  • Seguir las instrucciones de conservación de cada alimento indicado en su envase (conservar en el frigorífico, conservar a 2-4 °C, mantener en congelación,…)
  • Si se congela el alimento en casa poco después de adquirirlo, se puede alargar su conservación más allá de la fecha de caducidad. Una vez descongelado, deberá ser consumido inmediatamente.
  • Etiquetar los envases con la fecha de entrada en el congelador, indicando tipo de alimento y el número de raciones.

Tener en cuenta que para alimentos con fecha de “consumo preferente”, el alimento puede ser consumido de forma segura una vez pasada la misma, aunque no posea su propiedades de sabor y textura. Muy importante:

  • Leer las instrucciones de conservación y comprobar que el envase no esté dañado.
  • En la despensa y armarios, almacenar los productos no perecederos y de larga duración. Elegir preferentemente un lugar fresco (entre 10ºC y 21ºC), seco y preservado de la luz directa del sol.
  • Utilizar los espacios adecuados en el frigorífico para cada tipo de alimento.

6- Ajustar las raciones a lo necesario

  • Abrir solamente el número de envases que se va a necesitar
  • Seguir las instrucciones de preparación, descongelación, etc. que aparecen en el envase.

Cuando se abre un producto envasado es necesario:

  • Si precisa frío, meterlo en el frigorífico (leche, zumos, nata, salsas…).
  • Si no necesita frío, guardarlo en un recipiente hermético (arroz, legumbres, pastas, galletas…), anotando su fecha de caducidad o consumo preferente si no se guarda su envase original.

A la hora de preparar las comidas:

7- Aprovechar las sobras

Una vez cocinados los alimentos y que no se han consumido:

  • Dejar atemperar al aire los alimentos antes de introducirlos en el frigorífico. No introducir comidas todavía calientes. Subiría la temperatura interior de la nevera, comprometiendo la conservación del resto de alimentos.
  • Usa recipientes herméticos o envoltorios dejando en su interior la menor cantidad de aire posible.
  • Envasarlos en raciones adecuadas a su posterior consumo, de modo que pueda sacarse posteriormente del congelador solo las raciones que se van a consumir.
  • Tener en cuenta que los alimentos crudos congelados pueden volver a congelarse una vez cocinados.

Aprovechar las sobras que no se haya consumido. Muy importante:

  • Guardar los restos para la comida del día siguiente o congelarlos.
  • Elaborar recetas utilizando las obras del día anterior

Tirar la comida es tirar el dinero, dañar el medio ambiente y arriesgar inutilmente la salud de los trabajadores del sector alimentario.

Referencias:

  • Plataforma Vasca contra el desperdicio alimentario. https://www.zerodespilfarro.eus/
  • FAO. Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo – Alcance, causas y prevención [en línea]. FAO. Roma, 2012. ISBN 978-92-5-307205-7.
  • MAGRAMA. Guía práctica para el consumidor: cómo reducir el desperdicio alimentario. NIPO: 280-14-099-4

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