Confianza sistema alimentario

Los efectos de la pandemia siguen teniendo un impacto en nuestras vidas. Algunas de esas consecuencias son más visibles, como ocurre con el acelerón que pegaron las políticas laborales en cuanto al trabajo a distancia, aunque también las hay negativas, negativas como la situación sanitaria o efectos secundarios que quedan de la enfermedad.

Sin embargo, hay otras consecuencias que todavía resultan algo complejas de valorar, pero que no por ello dejan de ser importantes. Una de ellas es el impacto de la CVID-19 en la confianza de las personas en el sistema alimentario.

La confianza en la cadena alimentaria es un aspecto complejo, ya que involucra a distintos actores como retailers, fabricantes, autoridades gubernamentales y agricultores/ganaderos, pero, sin embargo, es clave para poder construir y mantener un sistema alimentario fuerte. Y es que, cuando la confianza es sólida, podemos conseguir que los consumidores se sumen a las innovaciones y o a dietas más diversas (con un mayor peso de las plant-based) que pueden hacer avanzar a la UE hacia un sistema alimentario más sano y sostenible.

Por eso, EIT Food puso en marcha hace cinco años la iniciativa TrustTracker®.

TrustTracker®, la herramienta europea que hace un seguimiento de la confianza en la cadena alimentaria

El TrustTracker® desarrollado por EIT Food y liderado por la universidad de Reading, lleva desde 2018 trazando un mapa de la confianza de los consumidores europeos en la cadena de valor alimentaria y sus diferentes actores, desde la granja hasta la mesa, pasando por la política. A partir de conocimientos científicos, se ha desarrollado un modelo para medir la confianza de los consumidores. Esta herramienta, basada en datos empíricos, examina las diferencias entre países y entre agentes. Los datos se analizan anualmente para seguir la evolución y comparar los niveles de confianza a lo largo del tiempo, con una metodología transparente y a disposición del público.

Lo que se ha descubierto

Según los datos de TrustTracker®, para los consumidores europeos, la franqueza de los actores del sistema alimentario -sus actividades, la información que ofrecen y su honestidad-, así como su competencia percibida, son de importancia primordial para establecer y mantener la confianza.

Algunos aspectos clave:

  • Los consumidores finlandeses y españoles se situaron entre los tres países con mayores niveles de confianza en los agentes alimentarios en los cinco años.
  • Los consumidores franceses, alemanes y belgas mostraron niveles significativamente más bajos de confianza que los demás en 2018 y 2019. En 2020, 2021 y 2022, checos y turcos se encuentran entre los consumidores con los niveles más bajos de confianza social.
  • Los consumidores europeos confían en el sabor y la seguridad de sus alimentos (seguidos de la salubridad, la autenticidad y la sostenibilidad).
  • Asimismo, los consumidores europeos confían en que las tecnologías alimentarias contribuyan a producir alimentos seguros y sabrosos.
  • Los consumidores europeos confían sobre todo en los agricultores, seguidos de los minoristas.

Toda esta información es muy importante, ya que no podemos olvidar que cuando la confianza es mayor, se tiende a un mayor consumo.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la confianza en el sistema alimentario?

 

TrustTracker® ha demostrado que, en este aspecto, el factor edad tiene gran relevancia. Así, mientras que todos los grupos de edad tienen más probabilidades de que disminuya la confianza que de que aumente, los grupos de mayor edad son los más propensos a no declarar cambios en la confianza

Los más desconfiados son los grupos más jóvenes, pero, aquí también, existen diferencias geográficas. Por ejemplo, el grupo de edad de 35-44 años es menos probable que declare pérdida de confianza en Polonia, pero más probable en España.

Los principales de la última encuesta están disponibles (en inglés) aquí.