El EIT Food Consumer Observatory acaba de publicar un estudio que arroja mucha luz sobre la percepción que las personas consumidoras europeas tienen sobre los alimentos ultraprocesados. El estudio combina una encuesta a 10.000 consumidores de 17 países europeos con un estudio cualitativo de seguimiento, y una de las principales revelaciones que el 65% de los consumidores europeos cree que los alimentos ultraprocesados no son saludables y que causarán problemas de salud en etapas posteriores de la vida. Es más, el 67% cree que los alimentos ultraprocesados contribuyen a la obesidad, la diabetes y otros problemas de salud relacionados con el estilo de vida.
Más datos de interés:
- El 67% de las personas encuestadas afirma que no le gusta que sus alimentos contengan ingredientes que no reconoce
- El 40% no confía en que los alimentos ultraprocesados estén suficientemente regulados por las autoridades para garantizar que estos alimentos sean seguros y saludables a largo plazo
- El 60% los considera dañinos para el medio ambiente, vinculando los los alimentos ultraprocesados a la percepción de poco natural, así como a la presencia de químicos y a la producción industrial
- El 56% indica que trata de evitar la compra de productos ultraprocesados
Falta de entendimiento de lo que son los alimentos ultraprocesados
En el campo de ultraprocesados incluyen snacks envasados, refrescos, cereales azucarados, bebidas energéticas, chocolatinas, salsas y dips preparados, así como aliños de ensalada. También figuran en este grupo muchos alimentos sustitutivos plant based, ya que en su composición a menudo se incluyen ingredientes tales como aislados de proteínas, aceites de semillas, emulgentes, gomas, aditivos.
Sin embargo, y pese a lo poco saludables que se puedan considerar, los consumidores siguen comprando alimentos ultraprocesados. De hecho, según la encuesta, solo el 56% declara que intenta no consumir esta clase de productos.
Y no se trata únicamente de una cuestión de conveniencia y comodidad. La falta de comprensión sobre cómo los productos son procesados contribuye a la incertidumbre de los consumidores sobre qué productos comprar. Así se entienden los siguientes datos:
El 61% de los consumidores considera que las bebidas energéticas forman parte del grupo de ultraprocesados el 22% mete en este grupo el sustitutivo plant based del queso y un 34% hace lo propio con las chocolatinas.
Esto lleva a que el 84% de las personas encuestadas consumir alimentos ultraprocesados menos de cinco veces por semana, lo que, seguramente, es un dato subestimado.
Las reticencias hacia los ultraprocesados hacen que los consumidores se decanten menos por las alternativas plant based
Entre un 34% y un 36% percibe productos como los sustitutivos plant based como las piezas de ”pollo” o “queso” vegano como altamente procesados. Es más, estos productos son a menudos vistos como opciones mucho más procesadas que las originales de origen animal, por lo que muchos consumidores prefieren quedarse con esta opción antes que optar por alternativas plant based.
¿Por qué se siguen consumiendo productos ultraprocesados?
El estudio muestra que las principales razones por las que se consumen productos de este tipo son: conveniencia, sabor y precio. Cabe decir también que, entre los planes de la mayoría de consumidores, no está reducir el consumo de productos ultraprocesados, aunque sí que muestran una voluntad de mantener un equilibrio entre estos y los alimentos preparados en casa.
En cualquier caso son aquellos consumidores que disponen de menos medios (por tiempo y por poder adquisitivo) serán los que menos facilidades tengan para para elegir qué productos comprar, y lo más probable es que el nivel de procesado no sea un factor determinante en este aspecto.
Algunas sugerencias
El informe concluye con una serie de recomendaciones a las autoridades del sector alimentario, fabricantes y minoristas, con el objetivo de fomentar la confianza de los consumidores y ayudarles a tomar decisiones más saludables e informadas sobre los alimentos que eligen. Aquí van algunas:
- Desde las instituciones y la ciencia se deben definir los alimentos ultraprocesados y hacer afirmaciones más concluyentes y fundamentadas sobre su salubridad a corto y largo plazo.
- Las instituciones sanitarias deben plantearse cómo comunicar y educar a los consumidores sobre lo que significa el procesado de alimentos, qué aspecto puede tener y qué efectos puede tener en la salud.
- Las recomendaciones alimentarias nacionales deben aclarar si los sustitutos de origen vegetal son alimentos ultraprocesados y si esto influye en su salubridad general.
El informe completo se puede descargar desde la página del proyecto.