Todo apunta a que la consideración de los insectos para alimentación humana va air ganando importancia por su gran valor nutricional y su escasa huella ambiental. En otras palabras, son muy nutritivos y contaminan poco. Además, son ideales para la agricultura tanto rural como urbana, ya que poseen una alta eficiencia de conversión de alimento, crecimiento rápido, alta fecundidad y bajas huellas de carbono y consumo de agua.

Mientras en Tailandia, India, la República Democrática del Congo y China se consumen cientos de especies de insectos, y Brasil, Japón y Camerún consumen cada uno 100 especies o más ¿Qué pasa en Europa? ¿Cuándo podrían llegar los insectos a tu plato en España? ¿Cuáles puedes comer ya?

 

Los insectos para alimentación humana aprobados por la UE

En la Unión Europea, incluyendo España, la aprobación de insectos como ingredientes comestibles para humanos depende de la evaluación emitida por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), conforme a la normativa de novel foods. La EFSA emite la valoración, pero no tiene capacidad de decisión en la UE, su función es la de proveer de asesoramiento científico para una toma de decisión informada.

Hasta la fecha, se han aprobado varios insectos como seguros para el consumo humano: el gusano de harina amarillo, la langosta migratoria o el grillo doméstico (este último muy reciente, en junio de 2024). insectos como el gusano de harina menor o la mosca soldado negra están en proceso de evolución y podrían ser aprobados próximamente.

Insectos para alimentación humana

¿A qué retos se enfrenta la producción y comercialización de insectos?

Cada solicitud empresarial para un nuevo alimento debe cumplir con los requisitos establecidos en el Reglamento (UE) 2015/2283 sobre nuevos alimentos y se está trabajando en regulaciones de etiquetado para identificar claramente los ingredientes e informar sobre posibles alérgenos.

Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia de asegurar que la cría de insectos sea ambientalmente sostenible, eficiente y ética. En este sentido, la calidad y procedencia de los substratos usados cobra una gran relevancia y se convierten en una gran oportunidad de economía circular al presentar la opción de emplear residuos agrícolas y otros subproductos alimentarios. Aunque, de la misma forma, también presentan riesgos de contaminación. Una monitorización constante será, en cualquier caso, necesaria.

Unido a esto último, la EFSA recalca la importancia de evaluar y mitigar los riesgos relacionados con patógenos bacterianos, virales, fúngicos y parasitarios, así como con contaminantes químicos como pesticidas y metales pesados.

Los alérgenos son otros aspectos para tener en cuenta, ya que algunos de los que encontramos en crustáceos pueden estar presentes en los insectos, lo que puede provocar alergias en aquellas personas alérgicas al marisco.

Y, desde luego, no se puede dejar de lado la educación al público. Aunque la posibilidad del consumo de insectos como alimento se va normalizando, sigue habiendo muchas reticencias en este sentido. Concienciar a la sociedad sobre la necesidad de variar las fuentes proteicas es clave y, con ello, asumir que los insectos son una más y con considerables ventajas. Buenas estrategias de comunicación de comunicación y marketing son imprescindibles, pero, en cualquier caso, estas no servirán de nada sin unos productos de calidad, con buenas características sensoriales.

Un ejemplo: Airnut Protec, snacks con base de cacahuete y alto contenido en proteína por incorporar harina de tenebrio desarrollados por Grupo Ecolumber, que se dieron a probar en el stand de AZTI de Food 4 Future 2024.

Este texto se ha elaborado a partir de un artículo publicado en Business Insider en el que han participado Clara Talens (AZTI) y Sergio Fabregat (Nebext – F4F)