El pasado 18 de enero tuvo lugar en AZTI (Sukarrieta) la primera reunión de 2018 del comité de seguimiento de la verificación de Buenas Prácticas. Este comité, conformado por representantes de la flota atunera de cerco congeladora de las asociaciones ANABAC-OPTUC y OPAGAC-AGAC y científicos de AZTI, se reúne semestralmente para revisar los compromisos en prácticas sostenibles de pesca y limitación de DCPs adquiridos por estas empresas.
Pionera en su día cuando se firmó este compromiso voluntario en 2012, sigue siendo a día de hoy a nivel de flota la mayor iniciativa de pesca sostenible en la pesquería mundial del atún. Más de 50 atuneros de cerco y sus buques auxiliares distribuidos en el Atlántico, Indico y Pacífico son participes. Gracias al 100% de cobertura de observadores, persona o electrónico, en los barcos se puede analizar el cumplimiento en el uso de DCPs no enmallantes y las prácticas de liberación en cubierta de especies accesorias como tiburones y tortugas. El comité examina los datos de cumplimiento de estos compromisos de pesca sostenible y evalúa posibles mejoras basándose en resultados de los más recientes estudios científicos. Los datos históricos muestran una constante mejora en la adopción de buenas prácticas por parte de esta flota.
Durante la reunión también se habló sobre la verificación del límite de DCPs. A día de hoy todas las Organizaciones Regionales de Pesca (ORPs) del atún, que regulan la pesca en diferentes océanos, establecen un número máximo de DCPs por barco. AZTI ha desarrollado un complejo sistema de control del número de balizas con GPS (cada DCP lleva una) para conocer cuantos DCPs está utilizando cada barco en cualquier momento. Cada empresa y ORP correspondiente recibe estos informes de AZTI para demostrar el correcto cumplimiento de estas regulaciones.
También hubo un a sección de la reunión dedicada a tratar el proyecto BIOFAD, en el que toda la flota europea del Indico testeará 1000 DCPs biodegradables durante el 2018. Estos objetos flotantes estarán hechos en su mayoría con materiales naturales degradables como el bambú, o telas y cuerdas de algodón reciclado, evitando así polución marina si se pierde o hunde el DCP.
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