Dieta saludable y nueces para luchar contra la obesidad infantil
AZTI lidera un estudio de intervención en obesidad infantil, en el cual participan también el Instituto de investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia y el Consiglio Nazionalle delle Ricerche (CNR) de Italia.
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Los resultados del proyecto revelarán el impacto de la introducción en la dieta de nueces y de ciertas grasas en la obesidad infantil, uno de los problemas de salud pública más graves de este siglo. La obesidad infantil está asociada a una mayor probabilidad de discapacidad y muerte prematura en la edad adulta.
El ensayo contará también con un grupo de intervención nutricional en el que niños/as y adolescentes con obesidad recibirán una dieta personalizada con suplementos de ácidos grasos, para comprobar el efecto positivo sobre su metabolismo.
El proyecto está financiado por la International Nut and Dried Fruit Council (INC), que es la organización internacional de referencia en materia de salud, nutrición, estadística, seguridad alimentaria, normas y reglamentaciones internacionales relacionadas con los frutos secos, en su convocatoria de proyectos de investigación 2016.
(Barakaldo, a 29 de noviembre de 2018) Cambiar las opciones de alimentación y mejorar la calidad de la dieta son prioridades actuales para abordar la epidemia de obesidad que sufrimos. En muchos estudios con poblaciones adultas se ha observado que un consumo moderado y diario de ciertos frutos secos reduce el índice de masa corporal o el riesgo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, hasta ahora no ha habido ningún estudio de intervención nutricional con frutos secos realizado en la población infantil. AZTI es la encargada de liderar este proyecto que estudia el impacto del consumo de nueces y de otros ácidos grasos sobre el metabolismo infantil. En el proyecto participan también el Instituto de investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia y el Consiglio Nazionalle delle Ricerche (CNR) de Italia. Este estudio ha sido planteado a partir de los resultados obtenidos en otros proyectos en los que el consorcio también ha participado.
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y está asociada a una mayor probabilidad de discapacidad y muerte prematura en la edad adulta. Según la Organización Mundial de Salud (OMS), a nivel mundial el 33% de los niños y adolescentes, de 2 a 17 años, padece sobrepeso y obesidad.
No solo el control de la cantidad si no, sobre todo, de la calidad de las grasas que ingerimos en nuestra dieta es crucial para la prevención y el tratamiento de la obesidad.
La tasa de obesidad en España ha aumentado un 9% en niños y jóvenes, y un 4% en adultos en los últimos 15 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la encuesta ENPE (Prevalencia de obesidad general y obesidad abdominal en la población adulta española 2014–2015). Por su parte, el estudio más reciente en la población pediátrica (ALADINO, Estudio sobre la Alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad, 2015), utilizando los criterios de la OMS, señala que el porcentaje de sobrepeso infantil en España es entorno al 23% y el de obesidad infantil se encuentra entorno al 18%.
Los valores más altos se encuentran en la población infantil y juvenil y se describen en los rangos de edad de 6 a 9 años y de 18 a 24 años. España es uno de los países europeos con más alta tasa de sobrepeso y obesidad.
Euskadi no se libra de este problema, aunque los índices de obesidad de los niños y niñas están considerablemente por debajo de la media estatal, según se recoge en los últimos resultados del estudio ALADINO. En concreto, con relación a la tasa de obesidad infantil, vemos que en Euskadi es del 11%, 7 puntos por debajo de la media estatal.
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es una inadecuada alimentación y un estilo de vida sedentario. Cambiar las opciones de alimentos, mejorar la calidad de la dieta y favorecer el incremento de la actividad físicason prioridades para abordar esta pandemia de obesidad.
Las investigaciones epidemiológicas y clínicas sobre la obesidad proporcionan estrategias para reducir la incidencia de la obesidad, como mantener una dieta saludable que incluya una distribución adecuada de nutrientes durante las comidas, consumir alimentos reducidos en grasas saturadas, azúcar y sal, o aumentar el consumo de verduras y frutas, granos, pescado y realizar una mayor actividad física.
Un proyecto novedoso
La cantidad y sobre todo la calidad de las grasas que ingerimos en nuestra dieta es crucial para la prevención y el tratamiento de la obesidad. Se ha sugerido recientemente que ciertas grasas monoinsaturadas participan favorablemente en la regulación de la oxidación de grasas, el metabolismo energético, las sensaciones de apetito, el mantenimiento del peso y el metabolismo del colesterol. Aunque todavía se debe investigar sobre el papel de la grasa de la dieta en nuestro metabolismo, varios estudios en obesos adultos han informado que la ingesta elevada de ácidos grasos saturados y trans aumenta el riesgo de enfermedad coronaria y Diabetes mellitus en comparación con los ácidos grasos monoinsaturados o ácidos grasos poliinsaturados.
El consumo de nueces se ha asociado con beneficios para la salud, por su capacidad antioxidante, hipocolesterolémica, cardioprotectora, anticancerosa, antiinflamatoria y antidiabética, entre otras propiedades funcionales.
Por su parte, el consumo de nueces se ha asociado con beneficios para la salud, por su capacidad antioxidante, hipocolesterolémica, cardioprotectora, anticancerosa, antiinflamatoria y antidiabética, entre otras propiedades funcionales (Kim Y, Keogh JB, Clifton PM. Nutrients. 2017;9(11):1271). En muchos estudios realizados en población adulta, también se ha observado que un consumo moderado de ciertos frutos secos reduce el índice de masa corporal o el riesgo de enfermedad cardiovascular (Ros E 2010. Nutrients;2(7):652-82). Sin embargo, no existen estudios de intervención nutricional con frutos secos realizados en la población infantil.
El proyecto OBINUT es el primero en realizar un ensayo clínico de intervención nutricional en población infantil obesa y con sobrepeso de 6 a 14 años. El proyecto pone su foco en el estudio de los lípidos de membrana celular como un biomarcador integral para evaluar, junto a parámetros clínicos convencionales, el efecto del consumo de frutos secos en el metabolismo de niños con sobrepeso y obesidad.
Los resultados del proyecto OBINUT revelarán el impacto de la incorporación en la dieta, de nueces y de ciertas grasas, sobre el metabolismo de la población infantil obesa y con sobrepeso. Se revisarán las necesidades nutricionales específicas de la población infantil obesa y sus preferencias alimentarias, lo que permitirá al sector de la alimentación e incluso compañías farmacéuticas y de suplementos, diseñar fórmulas novedosas tanto para la prevención como para el control de la obesidad infantil.
Desarrollo de nuevos productos y soluciones
La población infantil no consume de manera habitual frutos secos y por ello existe una necesidad de crear productos más saludables con nuevas formulacionesque integren frutos secos. Uno de los principales desafíos abordados en el proyecto OBINUT es la incorporación de nueces a la dieta a través de nuevos productos alimenticios, basados en este alimento y diseñados específicamente para los niños, niñas y adolescentes teniendo en cuenta sus preferencias alimentarias, percepciones sensoriales y requisitos nutricionales.
Se prevé que la lipidómica de membrana celular (una analítica de sangre de última generación que nos revela qué nutrientes y en qué proporción necesita nuestro cuerpo para su correcto funcionamiento) sirva como herramienta molecular que permita tanto la prevención como el control y seguimiento de la enfermedad. Además, también nos permitirá definir una intervención nutricional más precisa y personalizada, adaptada a las necesidades del infante obeso o con sobrepeso.
Finalmente, lograr esta personalización de los tratamientos pasa por la integración de diferentes datos, clínicos, necesidades nutricionales y sensoriales del individuo, requerimientos de ejercicio, control de constantes vitales, etc. Los análisis e integración de datos generarán nuevas herramientas que permitirán el autocontrol de cada individuo y la prevención o gestión de patologías. Y más allá, dichas herramientas podrán ofrecer servicios personalizados como opciones de compra, dietas, suplementos o actividad física.